Un respiro para Dilma: la huelga sindical no logró paralizar a Brasil
Pese a que por primera vez las cinco principales centrales sindicales de Brasil habían llamado a
movilizarse ayer en un “día nacional de lucha” para expresar sus reclamos laborales y sumarse a las
reivindicaciones de las masivas protestas del mes pasado, apenas reunieron unas decenas de miles
de trabajadores y no lograron paralizar el país. Si bien grupos gremiales bloquearon unas 80 rutas
[5] en 20 estados, el ambiente no fue similar al de un paro general ni despertó grandes apoyos en la
población.
Históricamente aliados del Partido de los Trabajadores (PT), los sindicatos querían aprovechar la
agitación social que generaron las manifestaciones para hacer sentir su peso de negociación frente
al gobierno, al que algunos gremios acusan de haber perdido su raigambre izquierdista. Pero no
[10] querían ir al choque directo para no debilitarlo innecesariamente, sobre todo teniendo en cuenta
que el desempleo es muy bajo (5,5%).
Los variados reclamos se concentraban en la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas
semanales, el fin de una ley que reduce las pensiones a los que se jubilan prematuramente y
el rechazo a un proyecto de ley que permite a las empresas ampliar el número de trabajadores
[15] tercerizados. Además, subiéndose al carro de las manifestaciones del mes pasado, exigieron
mejores servicios públicos y mayores inversiones en salud y educación.
Se movilizaron obreros metalúrgicos y de la construcción, maestros, empleados públicos y
trabajadores de la alimentación, bancos, hospitales y comercios. Pero en San Pablo, Río de Janeiro y
otras grandes capitales, los empleados del subte, ómnibus y trenes no se unieron a las marchas y el
[20] transporte funcionó prácticamente con normalidad. El secretario general de Fuerza Sindical, João
Carlos Gonçalves, reconoció que la no participación de este sector clave debilitó el movimiento.
“Sin embargo, hemos movilizado a los trabajadores y llamado la atención sobre nuestras demandas,
que era lo que queríamos conseguir”, resaltó.
Ni en San Pablo ni en Río las convocatorias lograron reunir más de 5000 personas. Un escenario
[25] muy distinto al del mes pasado, cuando más de un millón de brasileños salieron para protestar.
Entonces, la mayoría acudió de manera espontánea, en respuesta a llamados realizados por las
redes sociales, que demostraron ser mucho más eficientes para llevar a la gente a las calles que los
tradicionales aparatos sindicales de ayer.
ALBERTO ARMENDARIZ lanacion.com.ar, 12/07/2013.
En el primer párrafo, los conectores Pese a que (l. 1) y Si bien (l. 4) introducen las frases.
Esos conectores establecen una relación semántica de:
Un respiro para Dilma: la huelga sindical no logró paralizar a Brasil
Pese a que por primera vez las cinco principales centrales sindicales de Brasil habían llamado a
movilizarse ayer en un “día nacional de lucha” para expresar sus reclamos laborales y sumarse a las
reivindicaciones de las masivas protestas del mes pasado, apenas reunieron unas decenas de miles
de trabajadores y no lograron paralizar el país. Si bien grupos gremiales bloquearon unas 80 rutas
[5] en 20 estados, el ambiente no fue similar al de un paro general ni despertó grandes apoyos en la
población.
Históricamente aliados del Partido de los Trabajadores (PT), los sindicatos querían aprovechar la
agitación social que generaron las manifestaciones para hacer sentir su peso de negociación frente
al gobierno, al que algunos gremios acusan de haber perdido su raigambre izquierdista. Pero no
[10] querían ir al choque directo para no debilitarlo innecesariamente, sobre todo teniendo en cuenta
que el desempleo es muy bajo (5,5%).
Los variados reclamos se concentraban en la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas
semanales, el fin de una ley que reduce las pensiones a los que se jubilan prematuramente y
el rechazo a un proyecto de ley que permite a las empresas ampliar el número de trabajadores
[15] tercerizados. Además, subiéndose al carro de las manifestaciones del mes pasado, exigieron
mejores servicios públicos y mayores inversiones en salud y educación.
Se movilizaron obreros metalúrgicos y de la construcción, maestros, empleados públicos y
trabajadores de la alimentación, bancos, hospitales y comercios. Pero en San Pablo, Río de Janeiro y
otras grandes capitales, los empleados del subte, ómnibus y trenes no se unieron a las marchas y el
[20] transporte funcionó prácticamente con normalidad. El secretario general de Fuerza Sindical, João
Carlos Gonçalves, reconoció que la no participación de este sector clave debilitó el movimiento.
“Sin embargo, hemos movilizado a los trabajadores y llamado la atención sobre nuestras demandas,
que era lo que queríamos conseguir”, resaltó.
Ni en San Pablo ni en Río las convocatorias lograron reunir más de 5000 personas. Un escenario
[25] muy distinto al del mes pasado, cuando más de un millón de brasileños salieron para protestar.
Entonces, la mayoría acudió de manera espontánea, en respuesta a llamados realizados por las
redes sociales, que demostraron ser mucho más eficientes para llevar a la gente a las calles que los
tradicionales aparatos sindicales de ayer.
ALBERTO ARMENDARIZ lanacion.com.ar, 12/07/2013.
A pesar de la concentración en los problemas laborales, el movimiento sindical no logró paralizar a Brasil.
El texto presenta como principal motivo para eso la falta de:
Un respiro para Dilma: la huelga sindical no logró paralizar a Brasil
Pese a que por primera vez las cinco principales centrales sindicales de Brasil habían llamado a
movilizarse ayer en un “día nacional de lucha” para expresar sus reclamos laborales y sumarse a las
reivindicaciones de las masivas protestas del mes pasado, apenas reunieron unas decenas de miles
de trabajadores y no lograron paralizar el país. Si bien grupos gremiales bloquearon unas 80 rutas
[5] en 20 estados, el ambiente no fue similar al de un paro general ni despertó grandes apoyos en la
población.
Históricamente aliados del Partido de los Trabajadores (PT), los sindicatos querían aprovechar la
agitación social que generaron las manifestaciones para hacer sentir su peso de negociación frente
al gobierno, al que algunos gremios acusan de haber perdido su raigambre izquierdista. Pero no
[10] querían ir al choque directo para no debilitarlo innecesariamente, sobre todo teniendo en cuenta
que el desempleo es muy bajo (5,5%).
Los variados reclamos se concentraban en la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas
semanales, el fin de una ley que reduce las pensiones a los que se jubilan prematuramente y
el rechazo a un proyecto de ley que permite a las empresas ampliar el número de trabajadores
[15] tercerizados. Además, subiéndose al carro de las manifestaciones del mes pasado, exigieron
mejores servicios públicos y mayores inversiones en salud y educación.
Se movilizaron obreros metalúrgicos y de la construcción, maestros, empleados públicos y
trabajadores de la alimentación, bancos, hospitales y comercios. Pero en San Pablo, Río de Janeiro y
otras grandes capitales, los empleados del subte, ómnibus y trenes no se unieron a las marchas y el
[20] transporte funcionó prácticamente con normalidad. El secretario general de Fuerza Sindical, João
Carlos Gonçalves, reconoció que la no participación de este sector clave debilitó el movimiento.
“Sin embargo, hemos movilizado a los trabajadores y llamado la atención sobre nuestras demandas,
que era lo que queríamos conseguir”, resaltó.
Ni en San Pablo ni en Río las convocatorias lograron reunir más de 5000 personas. Un escenario
[25] muy distinto al del mes pasado, cuando más de un millón de brasileños salieron para protestar.
Entonces, la mayoría acudió de manera espontánea, en respuesta a llamados realizados por las
redes sociales, que demostraron ser mucho más eficientes para llevar a la gente a las calles que los
tradicionales aparatos sindicales de ayer.
ALBERTO ARMENDARIZ lanacion.com.ar, 12/07/2013.
El texto es una noticia del diario argentino La Nación respecto de la huelga promovida por sindicatos en Brasil.
Los sinónimos de los términos subrayados arriba son respectivamente:
Un respiro para Dilma: la huelga sindical no logró paralizar a Brasil
Pese a que por primera vez las cinco principales centrales sindicales de Brasil habían llamado a
movilizarse ayer en un “día nacional de lucha” para expresar sus reclamos laborales y sumarse a las
reivindicaciones de las masivas protestas del mes pasado, apenas reunieron unas decenas de miles
de trabajadores y no lograron paralizar el país. Si bien grupos gremiales bloquearon unas 80 rutas
[5] en 20 estados, el ambiente no fue similar al de un paro general ni despertó grandes apoyos en la
población.
Históricamente aliados del Partido de los Trabajadores (PT), los sindicatos querían aprovechar la
agitación social que generaron las manifestaciones para hacer sentir su peso de negociación frente
al gobierno, al que algunos gremios acusan de haber perdido su raigambre izquierdista. Pero no
[10] querían ir al choque directo para no debilitarlo innecesariamente, sobre todo teniendo en cuenta
que el desempleo es muy bajo (5,5%).
Los variados reclamos se concentraban en la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas
semanales, el fin de una ley que reduce las pensiones a los que se jubilan prematuramente y
el rechazo a un proyecto de ley que permite a las empresas ampliar el número de trabajadores
[15] tercerizados. Además, subiéndose al carro de las manifestaciones del mes pasado, exigieron
mejores servicios públicos y mayores inversiones en salud y educación.
Se movilizaron obreros metalúrgicos y de la construcción, maestros, empleados públicos y
trabajadores de la alimentación, bancos, hospitales y comercios. Pero en San Pablo, Río de Janeiro y
otras grandes capitales, los empleados del subte, ómnibus y trenes no se unieron a las marchas y el
[20] transporte funcionó prácticamente con normalidad. El secretario general de Fuerza Sindical, João
Carlos Gonçalves, reconoció que la no participación de este sector clave debilitó el movimiento.
“Sin embargo, hemos movilizado a los trabajadores y llamado la atención sobre nuestras demandas,
que era lo que queríamos conseguir”, resaltó.
Ni en San Pablo ni en Río las convocatorias lograron reunir más de 5000 personas. Un escenario
[25] muy distinto al del mes pasado, cuando más de un millón de brasileños salieron para protestar.
Entonces, la mayoría acudió de manera espontánea, en respuesta a llamados realizados por las
redes sociales, que demostraron ser mucho más eficientes para llevar a la gente a las calles que los
tradicionales aparatos sindicales de ayer.
ALBERTO ARMENDARIZ lanacion.com.ar, 12/07/2013.
Pero no querían ir al choque directo para no debilitarlo innecesariamente, (l. 9-10)
La razón para que se evitara este choque con el gobierno se indica en la siguiente alternativa:
Un respiro para Dilma: la huelga sindical no logró paralizar a Brasil
Pese a que por primera vez las cinco principales centrales sindicales de Brasil habían llamado a
movilizarse ayer en un “día nacional de lucha” para expresar sus reclamos laborales y sumarse a las
reivindicaciones de las masivas protestas del mes pasado, apenas reunieron unas decenas de miles
de trabajadores y no lograron paralizar el país. Si bien grupos gremiales bloquearon unas 80 rutas
[5] en 20 estados, el ambiente no fue similar al de un paro general ni despertó grandes apoyos en la
población.
Históricamente aliados del Partido de los Trabajadores (PT), los sindicatos querían aprovechar la
agitación social que generaron las manifestaciones para hacer sentir su peso de negociación frente
al gobierno, al que algunos gremios acusan de haber perdido su raigambre izquierdista. Pero no
[10] querían ir al choque directo para no debilitarlo innecesariamente, sobre todo teniendo en cuenta
que el desempleo es muy bajo (5,5%).
Los variados reclamos se concentraban en la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas
semanales, el fin de una ley que reduce las pensiones a los que se jubilan prematuramente y
el rechazo a un proyecto de ley que permite a las empresas ampliar el número de trabajadores
[15] tercerizados. Además, subiéndose al carro de las manifestaciones del mes pasado, exigieron
mejores servicios públicos y mayores inversiones en salud y educación.
Se movilizaron obreros metalúrgicos y de la construcción, maestros, empleados públicos y
trabajadores de la alimentación, bancos, hospitales y comercios. Pero en San Pablo, Río de Janeiro y
otras grandes capitales, los empleados del subte, ómnibus y trenes no se unieron a las marchas y el
[20] transporte funcionó prácticamente con normalidad. El secretario general de Fuerza Sindical, João
Carlos Gonçalves, reconoció que la no participación de este sector clave debilitó el movimiento.
“Sin embargo, hemos movilizado a los trabajadores y llamado la atención sobre nuestras demandas,
que era lo que queríamos conseguir”, resaltó.
Ni en San Pablo ni en Río las convocatorias lograron reunir más de 5000 personas. Un escenario
[25] muy distinto al del mes pasado, cuando más de un millón de brasileños salieron para protestar.
Entonces, la mayoría acudió de manera espontánea, en respuesta a llamados realizados por las
redes sociales, que demostraron ser mucho más eficientes para llevar a la gente a las calles que los
tradicionales aparatos sindicales de ayer.
ALBERTO ARMENDARIZ lanacion.com.ar, 12/07/2013.
Entonces, la mayoría acudió de manera espontánea, en respuesta a llamados realizados por las redes sociales, (l. 26-27)
El término Entonces se refiere a un hecho que se dio por ocasión de las: