Lea el texto para contestar a lo propuesto.
Algunos tipos de destinos para unas vacaciones de ensueño
Atrévete con nuevas propuestas para disfrutar de un verano original
En vacaciones solemos disfrutar de nuestro tiempo libre descansando, olvidándonos del duro trabajo, los madrugones y los atascos. Algunos de los destinos más habituales son paradisíacas playas de arena fina y aguas cristalinas. Sin embargo, si eres de los que además prefieren aprovechar el escaso tiempo de ocio para realizar todo tipo de actividades, a lo mejor te gustarán algunos de nuestros tips.
Glamping: el denominado Glamping proviene de la unión de las palabras inglesas “glamour” y “camping” y esta actividad es idónea para todas aquellas familias que deseen estar en contacto con la naturaleza en hermosas instalaciones con todo tipo de lujos y comodidades. Esta nueva modalidad viene sustituyendo a los hoteles más prestigiosos por un íntimo espacio en mitad de un hermoso paraje verde.
Un gran número de países se han sumado a esta corriente, pudiendo encontrar una amplia oferta en el destino que nosotros escojamos. Generalmente, se ubican en lugares de difícil acceso para proteger nuestra intimidad y nuestro descanso. No obstante, suelen contar con completos baños, camas de lo más confortables y extras como tupidas alfombras o muebles de diseño.
Vacaciones en el mar: para los que se relajan con el suave oleaje del océano, muchas compañías ofrecen sus servicios de alquiler de barcos para las vacaciones. Por un módico precio semanal o mensual podremos recorrer el mundo con un navío a nuestra medida, desde los clásicos botes de vela hasta lujosos yates que harán las delicias de los más exigentes.
Con esta maravillosa opción, tan sólo tendremos que preocuparnos por descansar y disfrutar de la brisa marina. Algunos de los mejores lugares para este tipo de servicios son las islas, de aguas trasparentes, cálidas y limpias donde podemos bañarnos cada vez que lo deseemos. Igualmente, este sistema también se puede contratar por días para organizar fiestas.
(http://entretenimiento.facilisimo.com. Adaptado.)
En el texto, los vocablos “módico”, “clásicos” y “cálidas” llevan tilde (acento gráfico) porque
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Un cambio de hábitos
Tal vez resulte un poco extraño hablar de la relevancia del ocio en un diario de negocios, pero el arte de desconectarse y dejar que las cosas fluyan es una de las virtudes que más necesitamos en un mundo que solo parece apreciar el trabajo, la velocidad y la brevedad.
Sonará a típico cliché de Nueva Era, pero para cualquiera es evidente que en el acelere de la cultura laboral actual es difícil pensar y generar nuevas ideas. El ocio es una de las fuerzas creativas más importantes de la humanidad, y desde los griegos hasta antes de la revolución industrial era visto como algo deseable e importante.
La ley de la gravedad no nació en una oficina, sino debajo de un árbol, igual que Galileo inventó el cronometraje moderno, observando por horas un péndulo en una catedral y no mirando un tablero.
Sin embargo, nos sentamos por horas delante de una pantalla esperando que esos milagros sucedan, y creemos que con descansos ocasionales el equilibrio entre el trabajo y la vida se establece plenamente. Y es que el ocio es precisamente distinto a un descanso del trabajo. Es una forma de soltar, que solo llega con la lentitud, el silencio y hasta la aburrición.
El ocio es una virtud en vías de extinción y que necesitamos realmente entender su importancia para no dejarla morir entre la tiranía de la vida laboral. Hace casi setenta años, el filósofo alemán, Josef Pieper, identificó que estábamos confundiendo el tener un trabajo con tener una vida, y que sobre todo estábamos perdiendo ese apalancador de la cultura y del desarrollo que es el ocio.
El mundo laboral, no importa la industria, es cada vez más competido y precisamente requiere más innovación, ingenio y creatividad, que se producen especialmente en momentos de ocio o de desconexión. Para un empresario o un empleado, obviamente, no es fácil llegar y decidir que se va a dedicar a la contemplación, pero sí es esencial entender que para realmente crear, necesitamos desconectarnos.
La respuesta que yo he encontrado a este dilema es un bello sitio en Villa de Leyva, llamado Auromira, donde he ido un par de veces a gozar unos días de silencio y quietud y me ha sido como si hubiera encontrado a un hada madrina. Es en esos momentos en Auromira cuando logro pensar y encontrar nuevas formas de ver mi vida y, claro, mi trabajo.
(Johanna Peters. www.portafolio.co, 12.04.2017. Adaptado.)
De acuerdo con el texto, es correcto afirmar que
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Un cambio de hábitos
Tal vez resulte un poco extraño hablar de la relevancia del ocio en un diario de negocios, pero el arte de desconectarse y dejar que las cosas fluyan es una de las virtudes que más necesitamos en un mundo que solo parece apreciar el trabajo, la velocidad y la brevedad.
Sonará a típico cliché de Nueva Era, pero para cualquiera es evidente que en el acelere de la cultura laboral actual es difícil pensar y generar nuevas ideas. El ocio es una de las fuerzas creativas más importantes de la humanidad, y desde los griegos hasta antes de la revolución industrial era visto como algo deseable e importante.
La ley de la gravedad no nació en una oficina, sino debajo de un árbol, igual que Galileo inventó el cronometraje moderno, observando por horas un péndulo en una catedral y no mirando un tablero.
Sin embargo, nos sentamos por horas delante de una pantalla esperando que esos milagros sucedan, y creemos que con descansos ocasionales el equilibrio entre el trabajo y la vida se establece plenamente. Y es que el ocio es precisamente distinto a un descanso del trabajo. Es una forma de soltar, que solo llega con la lentitud, el silencio y hasta la aburrición.
El ocio es una virtud en vías de extinción y que necesitamos realmente entender su importancia para no dejarla morir entre la tiranía de la vida laboral. Hace casi setenta años, el filósofo alemán, Josef Pieper, identificó que estábamos confundiendo el tener un trabajo con tener una vida, y que sobre todo estábamos perdiendo ese apalancador de la cultura y del desarrollo que es el ocio.
El mundo laboral, no importa la industria, es cada vez más competido y precisamente requiere más innovación, ingenio y creatividad, que se producen especialmente en momentos de ocio o de desconexión. Para un empresario o un empleado, obviamente, no es fácil llegar y decidir que se va a dedicar a la contemplación, pero sí es esencial entender que para realmente crear, necesitamos desconectarnos.
La respuesta que yo he encontrado a este dilema es un bello sitio en Villa de Leyva, llamado Auromira, donde he ido un par de veces a gozar unos días de silencio y quietud y me ha sido como si hubiera encontrado a un hada madrina. Es en esos momentos en Auromira cuando logro pensar y encontrar nuevas formas de ver mi vida y, claro, mi trabajo.
(Johanna Peters. www.portafolio.co, 12.04.2017. Adaptado.)
La autora del texto
Lea el texto para contestar a lo propuesto.
Un cambio de hábitos
Tal vez resulte un poco extraño hablar de la relevancia del ocio en un diario de negocios, pero el arte de desconectarse y dejar que las cosas fluyan es una de las virtudes que más necesitamos en un mundo que solo parece apreciar el trabajo, la velocidad y la brevedad.
Sonará a típico cliché de Nueva Era, pero para cualquiera es evidente que en el acelere de la cultura laboral actual es difícil pensar y generar nuevas ideas. El ocio es una de las fuerzas creativas más importantes de la humanidad, y desde los griegos hasta antes de la revolución industrial era visto como algo deseable e importante.
La ley de la gravedad no nació en una oficina, sino debajo de un árbol, igual que Galileo inventó el cronometraje moderno, observando por horas un péndulo en una catedral y no mirando un tablero.
Sin embargo, nos sentamos por horas delante de una pantalla esperando que esos milagros sucedan, y creemos que con descansos ocasionales el equilibrio entre el trabajo y la vida se establece plenamente. Y es que el ocio es precisamente distinto a un descanso del trabajo. Es una forma de soltar, que solo llega con la lentitud, el silencio y hasta la aburrición.
El ocio es una virtud en vías de extinción y que necesitamos realmente entender su importancia para no dejarla morir entre la tiranía de la vida laboral. Hace casi setenta años, el filósofo alemán, Josef Pieper, identificó que estábamos confundiendo el tener un trabajo con tener una vida, y que sobre todo estábamos perdiendo ese apalancador de la cultura y del desarrollo que es el ocio.
El mundo laboral, no importa la industria, es cada vez más competido y precisamente requiere más innovación, ingenio y creatividad, que se producen especialmente en momentos de ocio o de desconexión. Para un empresario o un empleado, obviamente, no es fácil llegar y decidir que se va a dedicar a la contemplación, pero sí es esencial entender que para realmente crear, necesitamos desconectarnos.
La respuesta que yo he encontrado a este dilema es un bello sitio en Villa de Leyva, llamado Auromira, donde he ido un par de veces a gozar unos días de silencio y quietud y me ha sido como si hubiera encontrado a un hada madrina. Es en esos momentos en Auromira cuando logro pensar y encontrar nuevas formas de ver mi vida y, claro, mi trabajo.
(Johanna Peters. www.portafolio.co, 12.04.2017. Adaptado.)
La expresión que sintetiza la idea principal del texto es:
Lea el texto para contestar a lo propuesto.
Un cambio de hábitos
Tal vez resulte un poco extraño hablar de la relevancia del ocio en un diario de negocios, pero el arte de desconectarse y dejar que las cosas fluyan es una de las virtudes que más necesitamos en un mundo que solo parece apreciar el trabajo, la velocidad y la brevedad.
Sonará a típico cliché de Nueva Era, pero para cualquiera es evidente que en el acelere de la cultura laboral actual es difícil pensar y generar nuevas ideas. El ocio es una de las fuerzas creativas más importantes de la humanidad, y desde los griegos hasta antes de la revolución industrial era visto como algo deseable e importante.
La ley de la gravedad no nació en una oficina, sino debajo de un árbol, igual que Galileo inventó el cronometraje moderno, observando por horas un péndulo en una catedral y no mirando un tablero.
Sin embargo, nos sentamos por horas delante de una pantalla esperando que esos milagros sucedan, y creemos que con descansos ocasionales el equilibrio entre el trabajo y la vida se establece plenamente. Y es que el ocio es precisamente distinto a un descanso del trabajo. Es una forma de soltar, que solo llega con la lentitud, el silencio y hasta la aburrición.
El ocio es una virtud en vías de extinción y que necesitamos realmente entender su importancia para no dejarla morir entre la tiranía de la vida laboral. Hace casi setenta años, el filósofo alemán, Josef Pieper, identificó que estábamos confundiendo el tener un trabajo con tener una vida, y que sobre todo estábamos perdiendo ese apalancador de la cultura y del desarrollo que es el ocio.
El mundo laboral, no importa la industria, es cada vez más competido y precisamente requiere más innovación, ingenio y creatividad, que se producen especialmente en momentos de ocio o de desconexión. Para un empresario o un empleado, obviamente, no es fácil llegar y decidir que se va a dedicar a la contemplación, pero sí es esencial entender que para realmente crear, necesitamos desconectarnos.
La respuesta que yo he encontrado a este dilema es un bello sitio en Villa de Leyva, llamado Auromira, donde he ido un par de veces a gozar unos días de silencio y quietud y me ha sido como si hubiera encontrado a un hada madrina. Es en esos momentos en Auromira cuando logro pensar y encontrar nuevas formas de ver mi vida y, claro, mi trabajo.
(Johanna Peters. www.portafolio.co, 12.04.2017. Adaptado.)
La expresión “Sin embargo”, en el cuarto párrafo, tiene valor
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Un cambio de hábitos
Tal vez resulte un poco extraño hablar de la relevancia del ocio en un diario de negocios, pero el arte de desconectarse y dejar que las cosas fluyan es una de las virtudes que más necesitamos en un mundo que solo parece apreciar el trabajo, la velocidad y la brevedad.
Sonará a típico cliché de Nueva Era, pero para cualquiera es evidente que en el acelere de la cultura laboral actual es difícil pensar y generar nuevas ideas. El ocio es una de las fuerzas creativas más importantes de la humanidad, y desde los griegos hasta antes de la revolución industrial era visto como algo deseable e importante.
La ley de la gravedad no nació en una oficina, sino debajo de un árbol, igual que Galileo inventó el cronometraje moderno, observando por horas un péndulo en una catedral y no mirando un tablero.
Sin embargo, nos sentamos por horas delante de una pantalla esperando que esos milagros sucedan, y creemos que con descansos ocasionales el equilibrio entre el trabajo y la vida se establece plenamente. Y es que el ocio es precisamente distinto a un descanso del trabajo. Es una forma de soltar, que solo llega con la lentitud, el silencio y hasta la aburrición.
El ocio es una virtud en vías de extinción y que necesitamos realmente entender su importancia para no dejarla morir entre la tiranía de la vida laboral. Hace casi setenta años, el filósofo alemán, Josef Pieper, identificó que estábamos confundiendo el tener un trabajo con tener una vida, y que sobre todo estábamos perdiendo ese apalancador de la cultura y del desarrollo que es el ocio.
El mundo laboral, no importa la industria, es cada vez más competido y precisamente requiere más innovación, ingenio y creatividad, que se producen especialmente en momentos de ocio o de desconexión. Para un empresario o un empleado, obviamente, no es fácil llegar y decidir que se va a dedicar a la contemplación, pero sí es esencial entender que para realmente crear, necesitamos desconectarnos.
La respuesta que yo he encontrado a este dilema es un bello sitio en Villa de Leyva, llamado Auromira, donde he ido un par de veces a gozar unos días de silencio y quietud y me ha sido como si hubiera encontrado a un hada madrina. Es en esos momentos en Auromira cuando logro pensar y encontrar nuevas formas de ver mi vida y, claro, mi trabajo.
(Johanna Peters. www.portafolio.co, 12.04.2017. Adaptado.)
En cuanto al tema de los artículos en español, sabemos que en ciertos casos a una palabra femenina la puede preceder un artículo masculino.
En el texto, es del caso de la palabra