El término “Mientras” (l. 14) expresa
TEXTO:
Códigos
A estas alturas de la historia el destino de la
humanidad se debate entre dos códigos, el genético y
el postal. La estructura cromosómica del ser humano
se compone de una combinación de cuatro bases
[5] bioquímicas que giran con una doble hélice para formar
el edificio intrincado de la vida. El destino de la humanidad
está ligado a este código según el cual genéticamente
estamos hechos solo de materia y todos partimos de
cero al nacer, movidos por una maquinaria celular idéntica
[10] a todas las personas, no importa el origen y la raza.
Pero, sin duda, en la vida existe un elemento
discriminatorio más determinante que el código genético.
Se trata del código postal. Este marca definitivamente
nuestro futuro. Nacer y vivir en Somalia implica un alto
[15] riesgo de morir joven, pobre y machacado por la
enfermedad. Nacer y vivir en la avenida Foch de París o
en el Upper East Side de Manhattan significa salud,
riqueza y larga vida. Nuestro domicilio es más importante
que nuestra herencia biológica. El cartero sabe adónde
[20] llevar las buenas y las malas noticias. Genéticamente
Einstein apenas se distinguía de un simple ratón o incluso
de la mosca del vinagre, pero la diferencia entre un
escandinavo y un subsahariano es abismal, por eso si
nada podemos hacer por cambiar nuestra estructura
[25] cromosómica, al punto de adquirir un poco de felicidad
todo nuestro esfuerzo suele estar dirigido a vivir en un
buen código postal, que generalmente suele llevar
aparejado el uso y disfrute de los derechos humanos. El
terrible espectáculo de miles de emigrantes que mueren
[30] ahogados en el Mediterráneo y la angustia de los
refugiados que huyen de la guerra y se estrellan contra
las vallas de Europa se debe a que tratan agónicamente
de alcanzar un buen código postal, porque saben de
sobra que si permanecen bajo el hambre y las bombas
[35] su código genético habrá fracasado.
VINCENT, Manuel. Disponível em: <http://elpais.com/elpais/2015/10/03/opinion/1443886174_898584.html>. Acesso em: 12 out. 2015. Adaptado
Tras la lectura del texto, se puede afirmar que
TEXTO:
Códigos
A estas alturas de la historia el destino de la
humanidad se debate entre dos códigos, el genético y
el postal. La estructura cromosómica del ser humano
se compone de una combinación de cuatro bases
[5] bioquímicas que giran con una doble hélice para formar
el edificio intrincado de la vida. El destino de la humanidad
está ligado a este código según el cual genéticamente
estamos hechos solo de materia y todos partimos de
cero al nacer, movidos por una maquinaria celular idéntica
[10] a todas las personas, no importa el origen y la raza.
Pero, sin duda, en la vida existe un elemento
discriminatorio más determinante que el código genético.
Se trata del código postal. Este marca definitivamente
nuestro futuro. Nacer y vivir en Somalia implica un alto
[15] riesgo de morir joven, pobre y machacado por la
enfermedad. Nacer y vivir en la avenida Foch de París o
en el Upper East Side de Manhattan significa salud,
riqueza y larga vida. Nuestro domicilio es más importante
que nuestra herencia biológica. El cartero sabe adónde
[20] llevar las buenas y las malas noticias. Genéticamente
Einstein apenas se distinguía de un simple ratón o incluso
de la mosca del vinagre, pero la diferencia entre un
escandinavo y un subsahariano es abismal, por eso si
nada podemos hacer por cambiar nuestra estructura
[25] cromosómica, al punto de adquirir un poco de felicidad
todo nuestro esfuerzo suele estar dirigido a vivir en un
buen código postal, que generalmente suele llevar
aparejado el uso y disfrute de los derechos humanos. El
terrible espectáculo de miles de emigrantes que mueren
[30] ahogados en el Mediterráneo y la angustia de los
refugiados que huyen de la guerra y se estrellan contra
las vallas de Europa se debe a que tratan agónicamente
de alcanzar un buen código postal, porque saben de
sobra que si permanecen bajo el hambre y las bombas
[35] su código genético habrá fracasado.
VINCENT, Manuel. Disponível em: <http://elpais.com/elpais/2015/10/03/opinion/1443886174_898584.html>. Acesso em: 12 out. 2015. Adaptado
De acuerdo con el texto, se puede decir que
TEXTO:
Códigos
A estas alturas de la historia el destino de la
humanidad se debate entre dos códigos, el genético y
el postal. La estructura cromosómica del ser humano
se compone de una combinación de cuatro bases
[5] bioquímicas que giran con una doble hélice para formar
el edificio intrincado de la vida. El destino de la humanidad
está ligado a este código según el cual genéticamente
estamos hechos solo de materia y todos partimos de
cero al nacer, movidos por una maquinaria celular idéntica
[10] a todas las personas, no importa el origen y la raza.
Pero, sin duda, en la vida existe un elemento
discriminatorio más determinante que el código genético.
Se trata del código postal. Este marca definitivamente
nuestro futuro. Nacer y vivir en Somalia implica un alto
[15] riesgo de morir joven, pobre y machacado por la
enfermedad. Nacer y vivir en la avenida Foch de París o
en el Upper East Side de Manhattan significa salud,
riqueza y larga vida. Nuestro domicilio es más importante
que nuestra herencia biológica. El cartero sabe adónde
[20] llevar las buenas y las malas noticias. Genéticamente
Einstein apenas se distinguía de un simple ratón o incluso
de la mosca del vinagre, pero la diferencia entre un
escandinavo y un subsahariano es abismal, por eso si
nada podemos hacer por cambiar nuestra estructura
[25] cromosómica, al punto de adquirir un poco de felicidad
todo nuestro esfuerzo suele estar dirigido a vivir en un
buen código postal, que generalmente suele llevar
aparejado el uso y disfrute de los derechos humanos. El
terrible espectáculo de miles de emigrantes que mueren
[30] ahogados en el Mediterráneo y la angustia de los
refugiados que huyen de la guerra y se estrellan contra
las vallas de Europa se debe a que tratan agónicamente
de alcanzar un buen código postal, porque saben de
sobra que si permanecen bajo el hambre y las bombas
[35] su código genético habrá fracasado.
VINCENT, Manuel. Disponível em: <http://elpais.com/elpais/2015/10/03/opinion/1443886174_898584.html>. Acesso em: 12 out. 2015. Adaptado
Es una idea presente en el texto
TEXTO:
Códigos
A estas alturas de la historia el destino de la
humanidad se debate entre dos códigos, el genético y
el postal. La estructura cromosómica del ser humano
se compone de una combinación de cuatro bases
[5] bioquímicas que giran con una doble hélice para formar
el edificio intrincado de la vida. El destino de la humanidad
está ligado a este código según el cual genéticamente
estamos hechos solo de materia y todos partimos de
cero al nacer, movidos por una maquinaria celular idéntica
[10] a todas las personas, no importa el origen y la raza.
Pero, sin duda, en la vida existe un elemento
discriminatorio más determinante que el código genético.
Se trata del código postal. Este marca definitivamente
nuestro futuro. Nacer y vivir en Somalia implica un alto
[15] riesgo de morir joven, pobre y machacado por la
enfermedad. Nacer y vivir en la avenida Foch de París o
en el Upper East Side de Manhattan significa salud,
riqueza y larga vida. Nuestro domicilio es más importante
que nuestra herencia biológica. El cartero sabe adónde
[20] llevar las buenas y las malas noticias. Genéticamente
Einstein apenas se distinguía de un simple ratón o incluso
de la mosca del vinagre, pero la diferencia entre un
escandinavo y un subsahariano es abismal, por eso si
nada podemos hacer por cambiar nuestra estructura
[25] cromosómica, al punto de adquirir un poco de felicidad
todo nuestro esfuerzo suele estar dirigido a vivir en un
buen código postal, que generalmente suele llevar
aparejado el uso y disfrute de los derechos humanos. El
terrible espectáculo de miles de emigrantes que mueren
[30] ahogados en el Mediterráneo y la angustia de los
refugiados que huyen de la guerra y se estrellan contra
las vallas de Europa se debe a que tratan agónicamente
de alcanzar un buen código postal, porque saben de
sobra que si permanecen bajo el hambre y las bombas
[35] su código genético habrá fracasado.
VINCENT, Manuel. Disponível em: <http://elpais.com/elpais/2015/10/03/opinion/1443886174_898584.html>. Acesso em: 12 out. 2015. Adaptado
Se puede afirmar que el autor del texto
TEXTO:
Códigos
A estas alturas de la historia el destino de la
humanidad se debate entre dos códigos, el genético y
el postal. La estructura cromosómica del ser humano
se compone de una combinación de cuatro bases
[5] bioquímicas que giran con una doble hélice para formar
el edificio intrincado de la vida. El destino de la humanidad
está ligado a este código según el cual genéticamente
estamos hechos solo de materia y todos partimos de
cero al nacer, movidos por una maquinaria celular idéntica
[10] a todas las personas, no importa el origen y la raza.
Pero, sin duda, en la vida existe un elemento
discriminatorio más determinante que el código genético.
Se trata del código postal. Este marca definitivamente
nuestro futuro. Nacer y vivir en Somalia implica un alto
[15] riesgo de morir joven, pobre y machacado por la
enfermedad. Nacer y vivir en la avenida Foch de París o
en el Upper East Side de Manhattan significa salud,
riqueza y larga vida. Nuestro domicilio es más importante
que nuestra herencia biológica. El cartero sabe adónde
[20] llevar las buenas y las malas noticias. Genéticamente
Einstein apenas se distinguía de un simple ratón o incluso
de la mosca del vinagre, pero la diferencia entre un
escandinavo y un subsahariano es abismal, por eso si
nada podemos hacer por cambiar nuestra estructura
[25] cromosómica, al punto de adquirir un poco de felicidad
todo nuestro esfuerzo suele estar dirigido a vivir en un
buen código postal, que generalmente suele llevar
aparejado el uso y disfrute de los derechos humanos. El
terrible espectáculo de miles de emigrantes que mueren
[30] ahogados en el Mediterráneo y la angustia de los
refugiados que huyen de la guerra y se estrellan contra
las vallas de Europa se debe a que tratan agónicamente
de alcanzar un buen código postal, porque saben de
sobra que si permanecen bajo el hambre y las bombas
[35] su código genético habrá fracasado.
VINCENT, Manuel. Disponível em: <http://elpais.com/elpais/2015/10/03/opinion/1443886174_898584.html>. Acesso em: 12 out. 2015. Adaptado
La expresión “A estas alturas” (l. 1) tiene valor