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Alimentación en adolescentes: hábitos insanos y problemas digestivos
Por Maite Zudaire
Los adolescentes forman el grupo de población
entre 12 y 18 años, con unas preferencias alimentarias
muy marcadas y, en cierta medida, bastante alejadas
de los patrones dietéticos más saludables para esta
[5] franja de edad. La práctica común de aligerar las
cenas (a base de ensaladas, o sólo fruta o yogur), la
tendencia a picotear más que a ingerir una verdadera
comida, la preferencia por la comida rápida, el inicio
en el consumo de bebidas alcohólicas los fines
[10] de semana, etc., son algunos de los hábitos que
conforman el día a día de la alimentación. Estas
prácticas dietéticas insanas predisponen a los
jóvenes a desarrollar, desde edades tempranas,
problemas digestivos. Incluso, aumentan el riesgo de
[15] enfermedades crónicas, como las cardiovasculares y
la obesidad.
La principal fuente de información disponible
de los hábitos alimentarios y el estado nutricional
de la población infantil y juvenil es el estudio enKid,
[20] llevado a cabo entre los años 1998 y 2000. En él se
refleja un modelo de consumo alimentario que parece
perpetuarse diez años más tarde. En general, los
adolescentes tienen unas preferencias alimentarias
muy definidas: prefieren la carne más que el pescado,
[25] son ávidos consumidores de leche y derivados
lácteos (yogures y postres como flanes y natillas),
mientras que la ingesta de vegetales (ensaladas,
verduras y frutas) es muy pequeña, sin alcanzar las
cinco raciones diarias recomendadas.
[30] Además, la presencia de alimentos integrales
como el pan, los cereales, el arroz o la pasta, es
muy escasa en los menús de estos jóvenes. A estas
costumbres se suman otras tendencias marcadas
por los horarios irregulares de las comidas, sobre
[35] todo los fines de semana, la ausencia de alguna de
ellas -como el desayuno o la cena- y la ingesta de
raciones exageradas de alimentos o de productos
poco saludables.
El precio barato de los alimentos precocinados
[40] (pizzas, lasañas, croquetas, empanadillas,
hamburguesas, perritos calientes y similares) y su
disponibilidad casi en cualquier lugar y a cualquier
hora, favorece que este tipo de comida resulte muy
asequible y apetecible para los adolescentes.
[45] Aunque la oferta de alternativas más saludables,
como ensaladas variadas, macedonias de fruta,
yogures o alimentos a la plancha, se pierde entre los
ingredientes extras añadidos, como las salsas, las
cremas y los siropes dulces de los postres.
[50] Relación a las comidas por la noche, la práctica
común entre muchos adolescentes - principalmente
entre las chicas - es comer una cena ligera y fría a
base de ensaladas, queso fresco, fruta o yogur con
cereales, hecho que puede explicar las molestias
[55] digestivas más comunes, como la hinchazón
abdominal y el estreñimiento.
Picoteo de alimentos muy energéticos, como
los dulces, la bollería y las chucherías, o los snacks
salados combinados con los refrescos son los elegidos
[60] para los encuentros entre adolescentes en el recreo
y fiestas, a media tarde o en los momentos de ocio
durante los fines de semana. Estos hábitos dietéticos
irregulares afectan a largo plazo, la funcionalidad
de órganos vitales como el páncreas, el hígado y el
[65] estómago.
Estos hábitos dietéticos irregulares afectan a
la sincronización de numerosos ritmos circadianos,
en particular, los relacionados con las funciones
digestivas y metabólicas. A largo plazo, se altera la
[70] funcionalidad de órganos vitales como el páncreas, el
hígado y el estómago. Estas situaciones predisponen
a los jóvenes a desarrollar desde edades tempranas
problemas digestivos e, incluso, aumenta el riesgo de
enfermedades crónicas, como las cardiovasculares y
[75] la obesidad. El momento del día en que se tomen los
alimentos y la frecuencia con que se consuman son
claves para mantener una buena salud.
Disponible en: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/ aprender_a_comer_bien/infancia_y_adolescencia/ 2010/06/17/193790.php. Acceso en: 23 dec 2018. Adaptado.
La expresión destacada en el fragmento del Texto “Estos hábitos dietéticos irregulares afectan a la sincronización de numerosos ritmos circadianos, en particular, los relacionados con las funciones digestivas y metabólicas” (líneas 66-69) presenta una